Entre las muchas palabras clave (son 74, como ya hemos dicho) que formarán las 74 páginas del libro que estamos escribiendo, está también esta: territorio.
Casi nunca se piensa en ello, si exceptuamos cuando hay que coger la furgoneta y salir para entregar mercancía… pero eso no es territorio, ¡ese es el GPS!
Según nuestro parecer el territorio no está bajo nuestros pies o alrededor de nuestra mirada.
El territorio es algo más profundo, más extenso, algo que no solo es la expresión de una dirección, sino también de una memoria, de una historia humana, de eventos grandes y pequeños que forman la evolución cotidiana de un lugar.
Este territorio, este lugar, es para nosotros la Brianza.
En la Brianza, nuestros fundadores Carlo y Fioravante fundaron en 1974 la empresa BertO, y no es casualidad si la crearon justamente aquí .
Hemos hablado de ello muchísimas veces: somos los habitantes afortunados de uno de los territorios más innovadores del mundo, en el que diseñadores, artistas, arquitectos, decoradores y creativos de cualquier expresión artística han inspirado enteras generaciones, además de hacer rico y famoso un distrito productivo relativamente pequeño.
Pero el territorio de la Brianza que respiramos, en nuestra empresa, no es el de las grandes firmas famosas en todo el mundo, ni siquiera el de las marcas que ya son multinacionales y que aquí dieron sus primeros pasos en las décadas pasadas… nuestra Brianza es la que está ligada a los valores del trabajo, el trabajo que está inspirado a un lugar muy concreto.
A menudo ocurre que nos desplazamos, en Italia o en el extranjero, para atender a un cliente, para participar a un evento o bien para supervisar un trabajo.
Con sorpresa y admiración, siempre nos percatamos de que el terrritorio en realidad constituye el impulso inicial de muchas pasiones.
Por ejemplo, en el caso de iniciativas relacionadas con lugares lejanos, pero impulsadas por pasiones cercanas a nosotros, la inspiración es muy fuerte, como la de los jóvenes de Managua (Nicaragua) patrocinada por la sede Terre des Hommes de Milán, de la que surgió en nuestra región un sofá especial, o bien la experiencia de Nueva York, con la colaboración del personal deDesign-Apart, en la que ciudadanos y diseñadores han creado juntos un sofá adecuado a su ciudad.
Estamos convencidos: todos expresamos una relación con el territorio, nuestras pasiones no son abstractas, nacen en una ciudad, en una tierra, en medio de un pueblo.
A menudo nos olvidamos de ello, y perdemos estos impulsos tan profundos.
Esto es lo procuramos preservar, al enfrentarnos a un proyecto nuevo intentando expresar lo que llevamos dentro.
En ese momento, tratamos de recordar lo que nos decían nuestros maestros, ni más ni menos de lo que hacen los americanos, los japoneses, los asiáticos y los de Oriente Medio, cuando se habla de diseño.
Con la diferencia que para nosotros se trata, normalmente, de distancias que podemos recorrer en bicicleta.