¿Habéis visto este vídeo, que en 90 segundos cuenta la revolución de la tienda?
Nosotros sí. Y aquí está la respuesta al título de este post: ambos llevamos razón.
Es evidente que las lógicas del gran minorista (pensemos no solamente en Amazon y en su Amazon Go, sino también en otros gigantes de la venta por Internet como por ejemplo AliBaba) se están dirigiendo hacia automatismos totales y parciales.
Basta con tener ganas de comer una hamburguesa y entrar en el MacDonald’s para encontrarse “cara a cara” con… una fantástica tableta gigante en la que realizar nuestro pedido sencillamente tocando una pantalla.
Basta con desear unos vaqueros nuevos y entrar en el pop-up shop Zara de Londres para vivir una experiencia de compra totalmente tecnológica: recogida inmediata del pedido realizado por Internet (en el día, si se realiza antes de las 14.00 horas), descubrir las tallas disponibles de una prenda sencillamente mirándose a un espejo (los espejos son interfaces inteligentes provistas de RFID) y al final, óbviamente, pagar con el móvil.
Les géants de la vente au détail comme ces derniers sondent les technologies les plus avancées et font progresser l’évolution.
Gigantes minoristas como estos investigan las tecnologías más avanzadas e impulsan la evolución.
Abren el camino a todos los demás, como verdaderos pioneros que son.
Los volúmenes de ventas son enormes , los mercados mundiales, las tecnologías relacionadas con la inteligencia artificial y el aprendizaje automático son cada vez más avanzados.
Nosotros nos quedamos cautivados y estudiamos – por nuestra parte – las integraciones tecnológicas que pueden ser útiles para nuestro trabajo, y para complacer a nuestros clientes.
Internet, con todo lo que conlleva, ha representado para BertO una elección de precursores, hasta llegar al punto que la mirada de Google se ha girado hacia Meda y… no hemos cambiado. Seguimos siendo los mismos, seguimos estando enamorados tanto de la tecnología como de nuestro producto.
Y hasta aquí hemos llegado , al punto decisivo del planteamiento.
El producto.
Lo que nosotros proponemos es algo único, realizado a medida para una persona, algo distinto a lo hecho anteriormente y diferente a lo que se hará con posterioridad.
Está claro, hay colecciones y modelos de donde escoger.
Pero el nuestro es un tapizado de sastrería y eso no significa solo que realizamos tu decoración al milímetro, con las personalizaciones funcionales y estéticas que más te gustan, o incluso a veces siguiendo un proyecto totalmente inédito.
Significa también que, desde el primer saludo de un cliente que cruza la puerta de una tienda, siempre habrá alguno de nosotros – en las exposiciones Berto Salotti en la Brianza, en Roma, en Padova o en Turín – que llevará de la mano a esa persona y además de saludarla, le ofrecerá una ética profesional que lo tiene todo, menos la tecnología.
Esa ética está hecha de la capacidad de comprensión de todo un territorio, y de la mentalidad de quien lo habita (está claro que no hace falta decíros que Turín y Padua son dos lugares diferentes, con culturas diferentes y visiones también diferentes y la historia de nuestro país lo demuestra).
Está hecha de la habilidad de un maestro artesano mayor, a centenares de kilómetros, que se refiere no solamente al hecho de saber hacer su trabajo, sino de conseguir transmitirlo a un joven que se ha percatado de sus valores y quiere seguir con ellos.
Está hecha de la voluntad de entablar un diálogo en Internet.
Está hecha de una comunicación encaminada siempre y únicamente a las razones para elegirnos, estrictamente desde el punto de vista del cliente, con temas concretos y con el máximo respeto por su inteligencia.
Pero fundamentalmente está hecha de algo, hermoso y a la vez maldito, maravillosamente encantador pero igual de difícil.
Está hecha de diversidad.
El mundo de las tecnologías de la información está aprendiendo muy rápidamente a utilizar, con formas muy disparatadas, los datos masivos, los enormes flujos de información que todos nosotros ponemos en marcha, simplemente viviendo, utilizando el móvil, la tarjeta de crédito o la Web .
Es justamente de esto que se alimentan las tecnologías que permiten a las tiendas presentarse sin personal: datos masivos.
Grandes datos, datos en grandes cantidades.
En nuestro caso, cabe tener en cuenta un punto de vista opuesto.
Nosotros, en realidad es como si viviésemos con datos mínimos.
Datos pequeños, a veces tan pequeños como una persona que toca una guitarra eléctrica mientras se relaja en el área BertoLive de una de nuestras exposiciones.
Puede que compre el sofá en el que está sentado, o igual no.
Pero de hecho ya nos ha hecho un regalo, con su gesto tan espontáneo y personal.
Y quizás ese gesto, esa ronda de guitarra, le gustará a otro cliente, poco más allá, y le harà una buena impresión
Son cosas bonitas, las que ocurren en nuestras tiendas aquí en Italia, somos conscientes de ello.
Pero son también cosas difíciles, cuando se trata de configurar, comenzar, formar. Hacer entender.
La formación de las personas, el hecho de acercarlas poco a poco a lógicas de este tipo, que no pertenecen ni al vendedor de antaño ni … a los robots de Jeff Bezos, Jach Ma o Pablo Isla, para nosotros representa uno de los compromisos más complicados y apasionantes.
Para explicar este aspecto, nos viene muy bien un pequeño paralelismo.
Los fundadores de nuestra empresa, personas únicas.
Los colaboradores de nuestra compañía, personas únicas.
Los productos de nuestra empresa, productos únicos.
Los clientes de nuestra empresa…. ¿ cómo es posible tratarles de otra forma, cómo es posible no considerarles por lo que son, es decir, personas únicas?
La peculiaridad no se puede marcar con todos los datos masivos del mundo.
Y este es para nosotros el punto fundamental.
Todo reside en esta peculiaridad, que representa la otra cara de la diversidad.
Todos somos diferentes por tanto todos somos únicos.
Y esto nos lleva al tema de la identidad.
Ya hemos hablado de cómo sentimos la evolución de nuestro entorno, que se está abriendo progresivamente en varias ciudades italianas , como de un sistema, y lo hemos definido como un “sistema para ser nosotros mismos”.
Pues bien, para nosotros abrir tiendas, quedarnos en ellas significa desafiarnos una y otra vez, desafiarnos en ser nosotros mismos – ya no y no solamente en Meda, en la Brianza, donde nacimos – sino en Roma, en Turín, en todas partes.
Puede parecer algo fácil, puede parecer la aplicación de una fórmula (en el fondo las tiendas tienen su proprio planteamiento muy firme y coherente), puede parecer una simple transmisión de informaciones a los recién llegados.
Nada de todo esto. Nada simple, ¡desde luego que no!
A veces nos parece, tal y como lo dice el título del post, que no son suficientes 40 años de experiencia para la formación de un chico que acaba de llegar.
Pero no importa, sabemos que es un crecimiento que requiere su tiempo. Sabemos perfectamente que ese chico no es un conjunto de datos masivos, sino una persona, la expresión de un territorio, de una cultura, de una familia, de unos estudios, de una experiencia existencial ….. que lo convierten en algo único.
Y es justamente por esta valiosa peculiaridad que trabaja con nosotros y no en un lugar en el que las personas no existen.