Florindo Cereda es el Presidente Nacional del colectivo de Tapiceros de Confartigianato.
Una labor compleja, valiente y delicada, vistos los discursos que giran en torno a nuestro sector y los desafíos que estamos afrontando en estos años. Con el entusiasmo y la gran capacidad de ser representante de un mundo entero hecho de historia y visión, ha aceptado nuestra invitación y, junto a Confartigianato Imprese, será socio del proyecto vanessa4newcraft.
Le hemos hecho algunas preguntas antes de verlo en acción el martes en New Craft durante el crowdcrafting que creará el sillón símbolo del nuevo panorama artesano.
Cuentas con una trayectoria muy larga con el colectivo de los Tapiceros. ¿Qué ha cambiado en los años en los que has representado a los tapiceros?
Digamos que ha cambiado el mundo, no solo nuestro trabajo. Los tapiceros de mi generación llegan de lo clásico, de cuando se fabricaban rellenos con muelles de todo tipo y había pasamanos por todas partes.
Después llego la “primera revolución industrial”, donde el estilo moderno comenzó a entrar de forma imperiosa en el modo de concebir y fabricar el relleno, llevando consigo cosas preciosas y más fáciles de hacer para nosotros, que teníamos una preparación clásica y muy elaborada.
Al principio nos sorprendió un poco la facilidad que parecía haberse puesto delante de nosotros. En cambio, estábamos entrando en otra óptica: la del diseño. Todo parecía más fácil porque no estaban todos esos mecanismos tremendos de nuestros tiempos, sino que al mismo tiempo teníamos que empezar a razonar de otro modo. De una forma completamente nueva. Revolucionaria.
Hace algún año hicimos juntos divanoxmanagua, en el que involucramos a una clase de estudiantes de tapicería, y fue muy bonito.
¿Cómo ve la relación con las nuevas generaciones?
La veo muy preocupante. Veo una carrera acelerada indispensable de ahora en adelante para nuestra supervivencia: observar lo nuevo, el diseño contemporáneo, las nuevas formas y tecnologías.
Por desgracia, nuestro colectivo no está preparado. Está intrínsecamente relacionado con la edad, trabajan cada vez más “los viejos” y, en proporción, son pocos los jóvenes que se animan a afrontar nuevos desafíos. Con el estudio y nuestra capacidad tenemos que encontrar por todos los medios ese horizonte y un nuevo equilibrio, de lo contrario nos iremos apagando cada vez más, y eso es algo que ninguno de nosotros quiere.
El 7 de junio, con tu colectivo, trabajaremos juntos en el sillón vanessa4newcraft. Combinaremos la tradición con cosas nuevas. ¿Qué te esperas y qué te imaginas que saldrá de esta jornada?
Estos proyectos que ya hemos realizado en ocasiones anteriores provocan un gran entusiasmo. Te olvidas por un segundo de qué es la tradición del taller y te pones a trabajar en proyectos nuevos, formas nuevas y tecnologías nuevas. Para nosotros, es decir, para los Tapiceros que represento, significa sumergirse en la distorsión de todos los que son nuestros conceptos del pasado. Son estos los momentos en los que se mira al futuro. Lo mejor es ver a todos los jóvenes que pertenecen a nuestro colectivo mirar al futuro con entusiasmo, que es lo único que nos queda para intentar preservar la belleza de nuestro oficio.
¡Gracias, Presidente! ¡Nos vemos el martes en Milán!