En nuestro libro «Lo Spirito del 74 – 74 parole per vivere felicemente la passione per il proprio lavoro» («El Espíritu del 74: 74 palabras clave para vivir con felicidad la pasión por el trabajo propio»), en concreto en la página 57, hay una frase muy corta y concisa:
Hazlo tú
Debajo de ella, una breve explicación plantea el tema en cuestión:
¿Eres capaz de hacer lo que hacen tus compañeros de trabajo?
¿Podrías sustituirlos?
Estamos hablando, en esencia, de la actitud hacia el trabajo.
Del respeto y el amor por el trabajo.
En este ámbito, como en tantos otros, las lecciones de nuestros fundadores, desde nuestra creación en 1974 hasta hoy, siguen inspirándonos… vamos a tratar de explicar cómo.
En el mundo del trabajo, hay muchas formas de comportarse, muchos enfoques que surgen de manera espontánea, o que quizás son enseñados por formadores expertos y supercualificados.
A lo largo de los años, hemos observado cómo se ha hecho muy popular una tendencia particular, sobre todo entre quienes se ocupan de los recursos humanos (también conocidos como «trabajadores»): el mito de la especialización.
Es bastante evidente que para hacer algo bien, es importante estudiar y profundizar en la materia de forma dedicada e intensiva.
También tenemos todos claro que cada uno de nosotros, por mil razones que van desde la preparación individual hasta la experiencia previa, somos mejores en ciertas cosas, mientras que hay otras que es mejor dejar a otros compañeros.
Pero existen muchos «peros» con respecto a este enfoque basado en la superespecialización.
Nos vienen a la memoria (¡y al corazón!) muchas escenas vistas en nuestra empresa a lo largo de los años, casi siempre protagonizadas por Fioravante y Carlo Berto.
Situaciones en las que nadie se atrevió a pronunciar la frase «no soy capaz» o, peor aún, «no es mi trabajo»… en la empresa el trabajo siempre ha sido sacrosanto y, por eso mismo, de todos.
Por eso tenemos algunas objeciones y observaciones al respecto de la lógica de la hiperespecialización.
En primer lugar: ¿estamos absolutamente seguros de que cada uno de nosotros tiene solo un talento?
Además: ¿estamos realmente seguros de que es una buena estrategia limitar el alcance de cada uno a una sola actividad?
Y por último: en lo que respecta a los responsables de la gestión de los trabajadores, ¿no es preferible que un jefe sepa hacer el trabajo de quienes trabajan para él para así entender mejor su actividad y poder apoyarlos de una manera más útil?
Lo confesamos: tal vez sea nuestro espíritu artesano o tal vez sea la gran pasión por el trabajo en general, pero nos aterra la idea de una empresa en la que todo el mundo haga bien… ¡una sola cosa!
Ese es el motivo de citar esa frase de la página 57 de nuestro libro.
Para quienes formamos BertO, saber hacer varias cosas y, por tanto, ser útiles para nuestros compañeros de muchas maneras, es un motivo de orgullo.
Porque hace falta mucha humildad para hacer el trabajo de otro y para aceptar que un compañero haga el tuyo.
Todos sabemos que la perfección, por mucho que nos empeñemos en lo contrario, no es de este mundo… Es mucho mejor tener una visión más amplia.
Algunas personas, en estas coyunturas, podrían pensar:
Y si nunca has hecho este tipo de trabajo, ¡¿cómo empiezas a hacerlo?!
En estos casos la respuesta es muy sencilla:
¡¿Qué mejor momento para aprender?!
El libro «Lo Spirito del 74» no es solo el primer libro escrito por Filippo Berto. Es también un verdadero objeto de diseño.
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