Es evidente que cuando las manos del Primer Ministro Gentiloni estrecharon las manos deFilippo Berto, el pasado 16 de marzo de 2018 durante la entrega del Premio Radical Green en Trento, sentimos una gran emoción .
Pero, pensándolo bien, la emoción no fue mayor de que la que tuvimos viendo a Nicoletta y a Flavio – figuras artesanas históricas, fundamentales en nuestra empresa – mientras hojeaban con una sonrisa las páginas del Corriere della Sera en las que un joven periodista tuvo la generosidad de dedicarnos un artículo.
O, quizás, la emoción fue tan intensa como la que sentimos al recibir la invitación de personajes del calibre de Stefano Micelli, Cristina Tajani, Annibale D’Elia, y al llevar el testimonio de BertO al auténtico taller de ideas como es Manifattura Milano Camp.
Emociones, palpitaciones. Temores, incluso.
Al parecer la emoción acompaña la vida de nuestra empresa…y lo hace hasta el punto que hemos decidido ponerle un nombre.
El nombre con el que hemos “bautizado” esta emoción, tan latente, transversal, protagonista de nuestras vidas, es “Espíritu del 74”.
¿Espíritu del 74?
¿En el año 2018?
Sí, en 2018, y con toda probabilidad para las próximas décadas.
Vamos a explicarlo mejor.
Un Primer Ministro, maestros artesanos como son Flavio o Nicoletta (o cualquier otra persona de nuestro taller ), un acontecimiento sobre una nueva manufactura en una ciudad clave como Milán… todos son frutos de un único árbol, los efectos de una misma causa.
Es justamente en 1974 cuando empezamos a trabajar para estrechar, tan solo hace unos días, las manos del Primer Ministro Gentiloni.
Y es desde 1974 que Flavio y Nicoletta llevan trabajando para verse mencionados en una página del Corriere della Sera – con una sonrisa soñadora de satisfacción incrédula.
Es con el año 1974 que comienza el camino que contamos en Manifattura Milano Camp, agradecidos por la invitación que recibimos en su día.
Si todo lo que está ocurriendo es realidad, se está realizando, gracias al espíritu del 74, algo que pusieron en marcha los hermanos Berto en aquel año.
Los pasos que nuestra empresa está marcando en estos años son importantes, más bien fundamentales.
Pero – aunque los números nos cuenten hoy una historia más amplia – somos conscientes de que los pasos importantes, los que nos enseñaron a trabajar, a crecer de forma correcta, a aprender algo más cada día, son los que hicieron en 1974 y en los años siguientes, Carlo y Fioravante Berto, con el grupo inicial.
Motores increíbles de productividad, creatividad, capacidad. Energía poderosa, visión empresarial, humildad. El trabajo… no como prioridad pero en todas y cada una de las posiciones, exceptuando a la familia (que por otra parte también está ocupada con el trabajo). Una moral que sacude las muñecas, algo que nos deja sin habla, pero que – como estamos viendo – se refleja ampliamente en la realidad.
Lo único que puede esplicar todo esto es una emoción, un espíritu que guía las acciones.
Nosotros lo hemos llamado el Espíritu del 74, e incluso hoy en día seguimos sus pautas.
Cuando nos ocurre que tenemos que transmitir esa energía, esa visión, esa motivación a un joven del Veneto o del Piamonte, que por primera vez se acerca a una exposición BertO para comenzar su carrera laboral, estemos donde estemos, es a ellos , a nuestros fundadores y a su espíritu que nos referimos.
Y muy a menudo aparece la magia.
Ocurre que un joven entienda, se deje llevar, recupere el hilo conductor y se apodere de él.
Aunque nunca haya conocido a los fundadores de nuestra empresa, aunque en 1974 sus padres iban a la ESO, aunque todavía no se percata de ello…. trabaja con el Espíritu del 74.