De las dos cosas que hemos abierto en Turín el pasado sábado, la tienda no es la más importante.
No es fácil decir esto después de un época de mucho trabajo – tan solo hace ocho semanas que firmamos el contrato para los locales, y anteayer abrimos la tienda, solo la gente que trabaja con nosotros, solo su gran corazón podía lograrlo – un tiempo en el que hemos pasado de no tener la tienda a la exposición con una aceleración y una intensidad que dan vértigos incluso ahora que las luces están encendidas y ya hemos estrechado las manos de los primeros clientes.
Si existe algo que supera en importancia a la tienda maravillosa que hemos conseguido montar, que llega antes de la emoción del concepto BertoLive en el escenario de Turín, que va más allá del pulso que se acelera de la primera pareja de clientes que, tímidamente, sin saberlo, enciende el hechizo de una nueva relación productor-consumidor bajo el signo del #fandaiman de la Brianza a los pies de la Mole, este algo debe de ser algo extraordinario.
Si en este tiempo habéis estado con nosotros os habréis percatado de cómo funcionaba nuestro equipo, en la fase de preparación de la nueva exposición de Turín.
No nos quedan palabras para describir la fuerza de las manos , la potencia de las energías, las ganas de romperlo todo que han permitido abrir las puertas de la tienda de Corso Verona 16 en tan solo 8 semanas.
Y aún así la tienda – pero ¿ habéis visto qué tienda?! – *no* es lo más importante que hemos abierto.
Lo que hemos abierto, que hemos preparado con tanto esmero, que hemos inaugurado y que hoy celebramos con satisfacción apenas comparable con el cansancio, es un sistema.
Un sistema ¿para qué? Un sistema para ser nosotros mismos.
Hemos trabajado en ello durante años, hemos reflexionado muchísimo tiempo, hemos pasado noches en vela.
Un sistema para ser nosotros mismos, y no una pieza de Amazon, una astilla de Ikea, un fragmento de Black Friday.
Con el fin de ser nosotros mismos , y no herramientas de las Grandes Superficies.
Nosotros, nosotros, nosotros. Y no esclavos del marketing digital de la realidad aumentada, de la configuración en 3D.
Un sistema basado en lo único que en el mundo nadie y nunca podrá poseer más que nosotros: nosotros.
Nuestras personas.
Un equipo con un valor impensable, convicción, constancia y coherencia . Una profesionalidad enorme, acompañada por una humildad y un espíritu de servicio inusual. En el fondo una sencillez concreta que es buena para el corazón. Una honradez intelectual , una voluntad constante de aprendizaje, una forma de trabajar que, al final de la jornada, que es a veces más larga de lo que debería ser , nos hace sentirnos orgullosos . Teniendo en cuenta todos los problemas y las dificultades que – como todos los demás – nosotros también tenemos al gestionar el volumen de trabajo y el componente humano.
Todo esto, lo vamos a convertir en un sistema, en condiciones de desarrollarse y ampliarse con honradez, de forma que pueda crecer y abrir… algo más que una tienda.
Porque solo si sabremos ser nosotros, podremos ser vosotros.
Ser la joven pareja que entró en la tienda el sábado 11 de noviembre a las 16.15, y la vivienda en la que representarán su futuro.
Ser la señora elegante de las cinco, y estar en el sofá en el que se sentará para llamar a su hijo a través de Skype.
Ser el señor que llega antes de la hora de cierre, y ser el sillón de su cigarro vespertino . Y de sus recuerdos.
Para entenderse hay que ser dos y no existen contestadores automáticos con miradas casuales, no hay comercio electrónico en condiciones de entender un minuto de silencio, no conocemos avatares que te miren a los ojos.
Esto es lo que hemos abierto en Turín.
Una tienda y – lo esperamos – una relación con esa parte de Turín que ha venido a vernos.
Ven a visitarnos aquí, en Corso Verona 16.