Recientemente hemos tenido la oportunidad de celebrar un encuentro poco habitual: junto a mí en el papel de empresario, el cofundador de BertO, Carlo Berto, dos maestros artesanos y una colaboradora del ámbito administrativo.
Todos forman parte del equipo «histórico».
Estas personas llevan trabajando en BertO desde antes de que yo naciera.
Estos 4 extraordinarios profesionales que han sido entrevistados junto a mí sobre el libro «Lo Spirito del 74», de Alessio Brusemini, empezaron a trabajar en la empresa con mi padre desde sus inicios, en 1974.
Me uno a esta «épica» reunión para hablar de mis responsabilidades como empresario, porque es algo que siento muy dentro de mí.
Es evidente que un empresario tiene muchas responsabilidades con su empresa a múltiples niveles, y yo no soy la excepción.
Pero hay una responsabilidad mucho más especial en lo más profundo de mi corazón.
Esta responsabilidad tiene que ver con algunas personas que me han visto crecer desde que era bebé, que me han guiado cuando era niño y que me han enseñado cuando me convertí en un hombre.
Son las personas que han creado la base de todo lo que estamos consiguiendo ahora con la marca BertO.
Son la encarnación de ese #Spiritodel74 que hoy tratamos de seguir, en el que hoy buscamos inspirarnos.
Ellos lo inventaron, lo pusieron en práctica, lo vivieron.
Estas personas excepcionales que trabajan en BertO, algunas de las cuales están presentes en el vídeo de la entrevista, son aquellas por las que siento una responsabilidad que no entra dentro del «perfil empresarial» o de lo que normalmente se espera de un empresario.
Tengo la responsabilidad de hacer que se diviertan.
¡¿Divertirse?!
Alguien dirá:
¿Y qué tiene que ver la diversión en todo esto?
Cuando se trabaja con pasión, la diversión está presente en cada paso del proceso, en cada dificultad técnica solucionada, en cada desafío aceptado y superado.
A esto se refiere nuestro maestro Flavio cuando dice:
Llevo 46 años trabajando y me divierto todos los días. Me levanto contento y voy a trabajar. Cuando ya no sea así, dejaré de hacerlo.
Eso es todo: mi responsabilidad como empresario es quizás más relevante porque está en la base de todo lo demás y está 100% relacionada con la calidad del trabajo.
La diversión de quienes lo hacen.
Mi papel implica ser consciente de que la motivación hacia un objetivo, cuanto más humano mejor, y el placer que uno siente cuando intenta alcanzarlo, es algo que nunca puede darse por sentado.
Mi trabajo cada mañana es crear esta motivación.
En otras palabras, tratar de garantizar que la maravillosa gente que trabaja aquí, algunos de ellos desde antes de que yo naciera, tenga algo de que disfrutar, en nombre de una mayor calidad de trabajo y de una excelencia, no solo profesional sino también humana, que marque la diferencia.
¡Echa un vistazo al vídeo!
Hasta pronto.
Filippo
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