En nuestro libro Espíritu del 74, tal y cómo en la vida de todos nosotros, puede pasar que nos topemos con un Paso a Nivel.
Hace tiempo que no os contamos nada de nuestro libro Espíritu del 74: 74 palabras clave para vivir felizmente la pasión por nuestro trabajo.
¿Sabéis el porqué?
Os lo vamos a explicar con uno de los 74 modismos presentes en el libro: “Paso a nivel”.
“Estoy parado en el paso a nivel.
Llego dentro de un rato”.
No muy lejos de la sede histórica de nuestra empresa, en Meda, hay un paso a nivel, uno de los últimos que sigue funcionando, ¡por supuesto que funciona!
Ha pasado muchas veces, mientras intentamos ganar minutos para no llegar tarde a una cita, a una reunión con los compañeros, a una entrega al cliente: estás ahí, estás a tiempo, lo vas a lograr,……..y nada.
Baja la barrera, hay que apagar el motor, y no queda más remedio que parar el coche.
Sí, hay que parar por completo, y probablemente ni siquiera se ve llegar el tren .
Muchos minutos, a veces hasta 10 o 15: pausa.
No estaba prevista.
No la queríamos.
Pero sí, pausa.
Tanto es así que la frase “estoy en el paso a nivel” se ha convertido en algo repetido, casi consabido para nosotros, y que utilizamos cuando queremos decir “estoy atorado a mi pesar”, “no puedo seguir adelante aunque me gustaría poder hacerlo”, “algo me retiene”.
A parte las palabrotas tonantes y explosivas que – ¡no tiene sentido negarlo! – la situación nos saca del alma (hablaremos de ello en otro post) aquí queremos subrayar que a veces las pausas son útiles.
Estamos acostumbrados a correr como locos, a descartar la más mínima hipótesis de retraso, de espera.
Ni siquiera nos imaginamos que nuestra actividad cotidiana pueda sufrir un contratiempo.
Pero ocurre a veces por cualquier motivo,
incluso sin importancia. Y entonces hay que parar el coche y apagar el motor.
A lo largo de los años, han sido muchos los pasos a nivel que de vez en cuando
han parado nuestra actividad frenética, durante un tiempo reducido pero cargado
de significado.
Recordarlos significa recordar a nosotros mismos la humildad de saber aceptar todo lo que viene de fuera, aceptar el hecho de que no es posible tenerlo todo bajo control, y entender – que por mucho que nos esforcemos – no hay nada óbvio.
A veces la barrera baja y te obliga a parar.
No por mucho tiempo: lo suficiente como para recordarte quién eres.