Hace años, me parecía duro realizar tres entregas, los sábados, conduciendo nuestra furgoneta, junto con mi tío y con los fantásticos vecinos de casa, el señor Tony o el señor Laudino, no me imaginaba la enorme carga de trabajo que íbamos a tener en nuestra empresa en 2017.
Y todavía no había leído esta hermosa frase del poeta Gibran:
“Work is love made visible”.
En aquellos años, no muy lejanos, nuestro trabajo permitía captar no solamente el amor con el que lo llevábamos a cabo (algo por lo que siempre nos han admirado), sino otras más cosas.
Hacía más visibles las oportunidades.
En aquella furgoneta, esperando la llegada del cliente, el trabajo me hacía imaginar – y se lo contaba a mi querido tío Angelo – que no eran tres sino decenas y decenas de entregas, y no solo los sábados, sino constantemente.
El trabajo y la pasión por éste último, nos permitía ver cosas que todavía no existían, pero que nosotros detectábamos.
En definitiva, veíamos a una empresa diferente.
Desde aquella furgoneta que entregaba dos o tres pedidos los sábados, veíamos las carreteras de la Brianza donde vivían nuestros clientes, pero – afinando un poco la mirada – lográbamos ver más allá.
Conseguíamos detectar cosas nuevas, diferentes, todas por realizar, pero viables.
Pensando ahora en ello, veíamos un futuro posible.
Captábamos un futuro come creíamos que merecíamos.
Si hubiésemos seguido por el buen camino, tomando las decisiones correctas, formando a las personas adecuadas. Si hubiésemos conducido bien esa furgoneta, con la valentía de poner el intermitente y de emprender el camino del web, en un momento determinado.
¿Qué es lo que quería decir Khalil Gibran al escribir el hermoso verso que da título a esta entrada , no lo sabemos, pero por lo que a nosotros se refiere, nos parece la frase perfecta para describir nuestra empresa, hoy.
Solo son seis palabras, cinco en la frase original inglesa, pero albergan dos conceptos que para nosotros son muy importantes.
El primero: “El trabajo es amor”.
Sin temor a ser tachados de sentimentales, solo nos queda ponernos del lado de los que trabajan porque les encanta trabajar.
El amor apasionado hacia nuestro trabajo es lo que nos permite tener unos clientes que nos devuelven – sí devolver es el término exacto – este sentimento de afecto, entrega, de cariñoso cuidado hacia un objeto.
Una relación emocional importante, que empieza con la elección de un modelo, se desarrolla con las preferencias personales de cada uno (personalizaciones, acabados, interpretaciones), desemboca en manos de quien proporciona materialmente una forma, para rematarlo todo en el encuentro con la casa, con la vida de todos los días.
Años juntos, vida que transcurre. Una historia de amor, ni más ni menos.
Pero Gibran nos dice algo más, y vamos pues al segundo concepto. Dice: Amor que se hace visible .
Que se hace visible.
Aquí está todo el momento de nuestra empresa, está el ir y venir de los camiones delante de nuestros almacenes (ahora nuchos más que antes, los sábados y los demás días).
Están las experiencias de Nueva York y de la Triennale de Milán.
Está la nueva tienda de Turín, las nuevas aberturas programadas.
Está la hostelería, en la que hemos trabajado con un ritmo impresionante en las últimas semanas del año.
Hay un equipo que sabe trabajar y crear calidad a niveles muy altos, incluso bajo una presión enorme y durante largo tiempo.
Una evolución que no ha tenido lugar en 15 días, sino que se ha desarrollado con el tiempo, y que con el tiempo hemos intentado controlar (aunque “controlarla”, tras algunos días de final 2017 parece una palabra fuerte…), pero hoy, con respecto a no hace mucho tiempo, hay una diferencia enorme.
Todo esto es maravillosamente, extraordinariamente, evidentemente visible.
Al contrario del éxito de los pasados años, en los que Internet nos ha permitido conocer virtualmente a personas de todo el mundo a las que hemos proporcionado “piezas a medida”, realizadas solo y exclusivamente para ellos, a partir de un encuentro digital, desde lejos, la fase que estamos viviendo hoy en día está a la vista de todos.
No es virtual, sino real.
Es como una luz que se ha encendido, algo que destaca, que salta a la vista. Es visible.
Mucho trabajo, muchos años, mucho talento y mucho esfuerzo.
Muchísimo amor, por parte de todos nosotros. Tanto del equipo “histórico” come de los recién llegados, que también avanzan a toda máquina.
Todo esto nos coloca, hoy, en el centro de la atención de muchas personas.
Internet, importante factor estratégico, está logrando el mejor resultado posible ; está permitiendo que muchas caras se conozcan, que muchas manos se estrechen, que se sonría y que se hable con la gente.
Y además: tiendas, productos, luces, citas.
Logística, distribución, ventas, post-venta.
Media, PR, eventos, invitaciones.
Tenemos la sensación – al ser fabricantes, al vivir siempre dentro de un taller, incluso cuando estamos en la exposición – que somos visibles. Hemos salido de nuestra dimensión inicial y ahora formamos parte, por fin, de algo más grande.
Quizás sea una hazaña más grande. Puede que sea el verso de una poesía.
Quizás, quién sabe, lo que pasa es que nos gusta realmente lo que hacemos y – tal y como nos han enseñado nuestros fundadores – al final, el trabajo bien hecho siempre se ve.
Está a punto de finalizar el año.
Nosotros, lo confesamos, estamos agotados, pero nos gustaría compartir un deseo un poco especial: para el año 2018 os deseamos a todos ese trabajo bonito, ese trabajo especial que tenemos la suerte de realizar nosotros.
Un trabajo que nos hace visibles. Y fundamentalmente felices.
Filippo Berto